No confundir Villar de Cañas con el pueblecito soriano de Villar del Río donde el genial Berlanga simbolizó la acción del Plan Marshall con aquella fabulosa actuación de Pepe Isbert: "como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a dar...".Y así ha sido: "nos ha tocado la lotería" decía un alcalde endiosado, silencio por parte del Gobierno de Castilla la Mancha (con su doble juego), lamentos por parte de quienes deseaban uno igual y anuncios de protestas y recursos por parte de las organizaciones ecologistas y antinucleares de España.
Triste destino tenía un pueblo en el que ya sólo quedaba un bar. Pero más triste será el futuro de la humanidad si sigue apostando por una energía letal para sí.Dicen que por consentimiento político. El caso es que Villar de Cañas pasará a ser el último eslabón del negocio nuclear del país (recordemos que el primero es el uranio y su tratamiento) y eso, de cara a la galería supondrá millones de euros en compensaciones para la comarca. Si tan bueno es, ¿para qué compensar y tener contentos a los paisanos?. No fijará población ya que los trabajadores de un lugar de estas características son personal muy especializado que probablemente prefiera vivir en Ciudad Real, en Guadalajara o incluso en Madrid. A partir de 2015, cuando quizás esté en funcionamiento este cementerio (lo harán bonito), los residuos nucleares comenzarán a viajar por el país -tren y carretera- con lo que eso supone para la seguridad nacional.
Y después del ATC ¿qué?. La ciencia y los gobiernos dirán, pero el trabajo de las organizaciones ecologistas y de la sociedad civil debe ayudar a que los gobiernos y las multinacionales de la energía reorienten su política energética alejándola de técnicas, fuentes y procesos absolutamente rechazables.
En las últimas horas también ha trascendido que el Gobierno de España está confeccionando una prórroga para Garoña, que supondrá grandes inversiones, para un corto plazo de uso, y todo porque al anterior Gobierno le faltó la valentía suficiente para acometer un cierre definitivo dentro de su mandato.
